miércoles, 28 de agosto de 2013

Fisioterapia como técnica de rehabilitación para sus perros

La fisioterapia canina incluye una serie de técnicas que tienen como finalidad la recuperación de un animal convaleciente. La rehabilitación busca aliviar el dolor, reducir la inflamación y minimizar la atrofia de músculos, cartílagos, tendones y ligamentos.
Rehabilitación para perros operados, ¿cómo es?

Las sesiones de fisioterapia con un perro operado duran entre 40 minutos y una hora y media, según el estado físico del can. El perro recibe entre dos y tres sesiones cada semana, por lo que el tratamiento se puede prolongar hasta dos o tres meses.
La fisioterapia ayuda a que el perro operado se reponga antes. Un can que ha pasado por el quirófano y recibe rehabilitación reduce su tiempo de recuperación en un 35% 
Por otro lado, la presencia de los dueños durante las sesiones de fisioterapia de su perro es clave para conseguir que el animal este más relajado y se deje manipular con más facilidad la zona afectada por la cirugía.
Sin embargo, los cachorros no suelen necesitar tratamiento de rehabilitación porque se recuperan con mucha facilidad de los traumatismos
Las técnicas de fisioterapia y rehabilitación que se utilizan con los animales de compañía son muy similares a las de las personas.
El láser y los aparatos de onda corta (ultrasonidos) ayudan a que reducir la inflamación de la zona afectada por la cirugía y a eliminar el dolor.
También se usa la electroestimulación, que consiste en aplicar electrodos, que movilizan los músculos del perro para reforzarlos y recuperarlos.
Por otro lado, la hidroterapia canina usa agua con determinada presión y temperatura para relajar los músculos afectados por la cirugía.
El papel de los dueños es fundamental para que el perro operado se recupere pronto. El 60% de la rehabilitación depende de los cuidados que el can recibe en casa.

Ello implica dedicar al perro en rehabilitación al menos una hora y media. Este tiempo hay que invertirlo en que el perro realice los ejercicios que le marque su fisioterapeuta: subir y bajar escaleras, caminar por rampas ascendentes y descendentes así como pasear.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Pulgas y Garrapatas; algunos consejos para cuidar a tu perro

¿Qué sabes sobre pulgas y garrapatas?
Pulgas y garrapatas son parásitos de tipo externo que viven en el exterior del cuerpo de los animales. Suelen utilizar el pelaje del animal para afianzar su hábitat, agarrados entre su pelo o a su piel. Son insectos succionadores que invaden al animal alimentándose de su sangre mediante una picadura, pudiendo permanecer en su cuerpo más de un mes.

¿Las pulgas, cómo afectan a nuestras mascotas?

Empezaremos a notar indicios de que el animal sufre una infestación de pulgas si se rasca más de lo habitual. De todos modos, puede ser que el animal no repita esta conducta ante la presencia de este tipo de parásitos. Es importante tener en cuenta que, aunque nuestro perro no se rasque, puede tener pulgas. 
Las pulgas tienen una saliva anestésica provoca reacciones alérgicas en muchos casos, lo que deriva en picores constantes, irritaciones de la dermis y pérdida de sangre en nuestros perros. Inclusive, las pulgas pueden inducir  anemias, infecciones y transmitir enfermedades de gravedad, destacando la incidencia de la tenia del perro, tenia Dipylidium caninum, un gusano que vive en los intestinos de los animales alimentándose de todo lo que comen y adquiriendo los nutrientes que ingieren.

¿Las garrapatas, qué son y cómo actúan?

Las garrapatas, pequeños parásitos de la familia de las arañas, pueden adherirse a animales o personas alimentándose de su sangre, lo que conlleva la transmisión de enfermedades. Un caso común es la enfermedad de Lyme que se caracteriza por cambios en la piel, inflamación de las articulaciones, fiebre o dolores musculares, entre otros síntomas.

¿Cómo ayudar a proteger a nuestra mascota de forma eficaz?

Deberemos adquirir como hábito la correcta desparasitación de nuestras mascotas cada tres meses, así nos asegurarnos una completa protección frente a parásitos externos en todas las épocas de año.
Se recomienda examinar  a nuestros animales habitualmente y debemos hacerlo con especial ahínco en las épocas muy calurosas. El aumento de la temperatura así como la humedad son factores clave para la proliferación de estos parásitos. Con la llegada del buen tiempo solemos salir más y desplazarnos con nuestra mascota a zonas donde puede estar en contacto con focos de infección: parques con arbustos, matorrales...

Es nuestra responsabilidad atender a nuestra mascota, protegiendo su salud y evitándole molestos inquilinos. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Mi mascota, excelente terapia

En la actualidad algunos médicos, en lugar de recetar medicamentos, recomiendan tener una mascota, como parte del tratamiento para diversos malestares. 

Según diversos estudios científicos, las mascotas además de proporcionar alegría y fomentar hábitos, contribuyen a que los humanos tengamos una vida más saludable y duradera. Las mascotas favorecen el mejoramiento de la salud y prolongan la vida, ya que contribuyen a un cambio en el estado de ánimo del paciente. La existencia de una mascota dentro del hogar, hace  que sus propietarios se ejerciten, olviden sus problemas aunque sea por unos momentos, y eviten caer en la depresión al sentirse útiles y queridos incondicionalmente por alguien.

Ayudan a problemas del corazón, trayendo beneficios a los enfermos del corazón, pues el cuido de éstas, favorece la disminución de la presión sanguínea, aminora la ansiedad, por lo que no sería extraño que las mascotas sean recomendadas para contrarrestar ciertos trastornos emocionales derivados del estrés. Asimismo, los guardianes proporcionan sentimientos de seguridad a sus dueños.

En cuanto a los niños que crecen con mascotas, aparte de pasar momentos maravillosos jugando con ellas, se familiarizan con aspectos importantes de la vida como son el nacimiento, desarrollo, reproducción y muerte, les dan además sentido de responsabilidad, y el cariño que recibe de su mascota contribuye a elevar su autoestima.

Los ancianos, por su parte, se sienten útiles y queridos al hacerse cargo de una mascota, dan y reciben cariño, y eso se refleja en su salud, pues sienten menos el peso de la soledad.

Otro aspecto es el de las visitas que se hacen con animales a pacientes, lo cual ayuda a que las personas se sientan menos solas y menos deprimidas, proporciona un cambio positivo en sus rutinas, comienzan a ser mas activas y sensibles, antes, durante y después de las visitas. Además les llevan entretenimiento o una distracción de su dolor o enfermedad. Es muy frecuente el que las personas hablen con sus mascotas y compartan con ellos sus pensamientos y sentimientos. Estas visitas con animales, también contribuyen a que aumente la socialización entre las personas que se encuentran internas en el sitio, mostrándose más alegres y con mejor estado de ánimo.

Podrían beneficiarse de la Terapia asistida por animales , individuos autistas, enfermos del corazón,personas con parálisis cerebral, pacientes con enfermedades terminales, con enfermedades mentales, con trastornos de comportamiento, población anciana, penal , víctimas de violaciones, y otros.

Cuando ya se trata de casos como los anteriormente mencionados, se requiere de un trabajo especializado, debiendo ser debidamente entrenados tanto animales como los llamados guías. Los animales utilizados pueden pertenecer a la institución que presta el servicio o estar de visita con sus guías. Las sesiones pueden ser individuales o grupales. Los pacientes pueden ser niños, adolescentes, ancianos, enfermos mentales, etc. Lográndose beneficios increíbles en estas terapias asistidas.


Aunque la terapia más conocida es la desarrollada con perros, existe la Delfinoterapia que es la desarrollada con delfines, y la Hipoterapia, con caballos, cuya aplicación es para casos concretos y requiere de una especialización, pero con resultados excepcionales para los casos en los cuales son aplicadas.

Así, que nuestras mascotas merecen una vida lo más agradable posible, pues ellas contribuyen a que nuestra vida sea mucho mejor. Un trato afectuoso, una alimentación balanceada y los cuidados necesarios, deben ser la manifestación de nuestro agradecimiento.

jueves, 8 de agosto de 2013

Convivencia entre perros y gatos en el hogar

La edad, el carácter y el sexo son algunos de los factores que se deben considerar para una convivencia satisfactoria entre perro y gato

Los prejuicios sobre la convivencia entre perros y gatos son muchos. Incluso el lenguaje se ha hecho eco de ellos con dichos tan conocidos como: "Se llevan como el perro y el gato". Sin embargo, en muchos casos, las mejores amistades se fraguan entre perros y gatos. Solo hay que tener en cuenta ciertas pautas y mucha paciencia para conseguir una convivencia satisfactoria entre canes y felinos.


"Se llevan como el perro y el gato". Este dicho es una de las expresiones sobre animales que, como muchas otras, no responden a la realidad. Hay perros y gatos que se llevan bien y otros, mal.
Pero en ello no influye el hecho de que pertenezcan a especies distintas y tengan necesidades y comportamientos diferentes. Algunos perros se llevan mal con animales de su misma especie. Todo depende del carácter del animal y del modo en que se haga la introducción del nuevo miembro de la familia en casa.
El perro y el gato son distintos y es recomendable conocer las características y necesidades de cada uno para cuidarles mejor y ayudarles en su adaptación. El gato es un animal independiente, que necesita su propio espacio y no requiere paseos diarios para hacer sus necesidades o practicar ejercicio. Sí requiere un lugar donde afilarse las uñas y una bandeja donde hacer sus deposiciones. En cuanto al perro, es mucho más sociable, necesita mucho contacto con sus dueños y pasear tres veces al día, como mínimo.
Especies distintas, convivencia común
Perro y gato necesitan tratamientos distintos porque pertenecen a especies diferentes: la canina y la felina. Por ello, no se les puede tratar igual. El perro y el gato también son conscientes de sus diferencias y necesitarán su tiempo para adaptarse el uno al otro.
El hecho de que el perro y el gato sean jóvenes influye para que la convivencia sea más fácil, ya que su carácter y costumbres estarán menos asentados y serán más flexibles para aceptar a su nuevo compañero. Lo habitual es que el rechazo provenga del animal que ya está ubicado en la familia, sin importar la especie, sobre todo, si ya es mayor.
La territorialidad
En la medida de lo posible, es fundamental hacer patente al animal que ya vive en casa, que el recién llegado es un nuevo compañero de juegos y que no le querremos menos porque haya otro animal en casa. También hay que plantear la situación como un acontecimiento positivo. Esto es importante para minimizar, lo máximo posible, el problema de la territorialidad, que puede causar peleas y rechazos, algo que no siempre tiene por qué ocurrir. Si el animal es sociable, juguetón y cariñoso, es muy probable que no haya rivalidades.
La territorialidad consiste en el afán de un animal por defender con celo su espacio, en este caso, dentro de una casa. Se puede poner de manifiesto con demostraciones de posesión con alguno de los miembros de la familia, de forma que ocurran intentos de agresión cuando el otro animal se acerca a esa persona. Pero también puede haber peleas por la comida o la zona de descanso. En la mayoría de los casos, esa territorialidad se traduce en un mero gruñido o una exhibición de colmillos para avisar al otro animal, que se dará por aludido rápido.
Por otro lado, al menos al principio, hasta que perro y gato se acostumbren a convivir, se deben marcar áreas separadas dentro de la casa para comer o dormir. Si con el tiempo todo va bien, tanto el perro como el gato estarán dispuestos a compartirlo todo: juguetes, cama e, incluso, comida. Son numerosas las relaciones de amistad incondicional entre canes y felinos, sobre todo, si son de diferente sexo, porque de esta manera se descarta la territorialidad.
Son conocidas y curiosas las imágenes de una gata que amamanta a cachorros de perro huérfanos o el caso contrario, una hembra de perra que cuida de una camada de gatitos. Los animales a menudo dan lecciones de generosidad de este tipo. Son capaces de compartir espacio, cama, juegos y familia. Pero para que ocurra así, los dueños deben respetar sus espacios, cubrir sus necesidades y hacer sentirse queridos tanto al perro como al gato.
Evitar los celos
Los celos pueden suponer un obstáculo importante para lograr una convivencia satisfactoria, por lo que hay que evitarlos. Para ello, es recomendable prestar atención para que las dosis de cariño sean las justas para los dos animales, con el fin de evitar que uno piense que el otro le come el terreno. La relación entre perro y gato no tiene que ser un fracaso de antemano. Todo es cuestión de paciencia y saber hacer.

Consejos para la convivencia entre perros y gatos
·         Es recomendable comenzar la convivencia entre perro y gato de sexo distinto y cuando son cachorros.
·         El carácter de los animales influirá en que la convivencia sea más o menos satisfactoria, es decir, será mejor que no sean muy territoriales y sí dóciles y tranquilos.
·         En principio, si fuera necesario porque hay algunos roces, se pueden delimitar zonas distintas para los animales (para dormir y comer).
·         Hay que tener mucho cuidado con la administración de las dosis de cariño. Se deben repartir de manera equitativa.