viernes, 27 de diciembre de 2013

El Gato y su entorno

El gato es un animal que no ha variado en nada su comportamiento salvaje, aun siendo un animal doméstico. No hace mucho tiempo los gatos vivían con más acceso al aire libre, donde podían hacer su “vida de gato” tal como es. 

Hoy en día la mayoría de los gatos viven en espacios cerrados y muchas veces reducidos, que afectan gravemente a su naturaleza. El gato no va a cambiar sus hábitos, ha conseguido realizar un proceso de adaptación pero tiene unas necesidades mínimas que muchas veces se ven truncadas, y de aquí vienen muchos problemas de comportamiento y por ello muchos abandonos y sacrificios injustos.
Es un animal salvaje, que necesita cazar, o en su defecto simular una caza como un juego, necesita marcar y afilar sus uñas como cuando lo hacen en los árboles, su actividad sigue siendo nocturna y su relación con los humanos puede llegar a ser nula, simplemente de tolerancia mutua.


Necesitamos aprender sus necesidades mínimas para poder adaptar al gato a nuestro hogar y darle la vida que su especie requiere. No podemos pretender que el gato sea un animal silencioso que vive en nuestro hogar y sólo con estar ahí se conforma y no necesita nada. Un gato puede vivir hasta 20 años, y en esos 20, 10 o 15 años nuestra vida va a cambiar mucho, vamos a tener hijos, cambiar de casa, de trabajo, de horarios, de situación económica, incluso puede que de país, y debemos ser conscientes, responsables y consecuentes, y llevar siempre a nuestro gato con nosotros y tenerle en cuenta en todos estos cambios que nos van a suceder.

Hay personas que adoptan un gato porque piensan que hay que dedicarles menos tiempo que a un perro y no es así, hay que dedicarles el mismo tiempo. El perro sale a la calle para hacer sus necesidades, vida social y hacer ejercicio. El gato hace vida social en casa cuando estamos nosotros, aparte de que haya otros animales siempre con ellos, y si se pasa el día solo, cuando lleguemos a casa por la noche cansados de trabajar el gato nos reclamará, necesita jugar, desgastar energía, un poco de compañía, ejercicio, aprendizaje. Si no tenemos tiempo no debemos adoptar ningún animal que necesite tantos cuidados, pero si ya lo tenemos y nuestra vida cambia y el gato ha de pasar solo más horas de lo normal, intentaremos compensarle siempre las horas que nos queden para él. Nuestro gato donde mejor estará es con nosotros, en su casa, y tenemos que saber darle una calidad de vida óptima en cualquier situación.

Imprescindible: Crear el "Lugar seguro"
Al llegar un gato a casa por primera vez sea de la edad que sea, debemos acomodarlo en una única habitación con la puerta cerrada. Para el gato será mucho más fácil adaptarse y será mucho menos estresante para él que si lo dejamos desde el primer momento suelto por la casa, situación en la cual seguramente el gato se esconda en el primer sitio que encuentre, pudiendo pasar días escondido. Para evitar esto, colocaremos todos los elementos imprescindibles que veremos ahora en una habitación poco ruidosa y tranquila, colocando el arenero en una punta de la habitación y la comida y el agua lejos. 

Sus juguetes y lugares de descanso o rascadores también deben estar en esta habitación. Tras unos días, el gato se habrá adaptado a este lugar y si vemos que está tranquilo y con ganas de curiosear, le abriremos la puerta y le dejaremos salir a explorar el resto de la casa. Este lugar de seguridad que hemos creado es muy importante para el gato, pues ante cualquier susto que tenga, siempre sabrá dónde volver para sentirse seguro, será su punto de partida y retorno. De lo contrario, si el gato se asusta, correrá sin rumbo hasta encontrar un lugar a veces inaccesible para nosotros donde esconderse, lo que generará más estrés del gato. El tiempo que pueda estar el gato en el lugar seguro depende de lo asustadizo que sea, hay gatos que necesitarán una semana y otros sólo uno o dos días.
Adaptación del entorno
Antes de la llegada de un gato a nuestro hogar, tenemos que conocer sus necesidades y cómo debemos ambientar nuestra casa para él. El gato conserva sus instintos de reproducción, caza y marcaje, es por ello que debemos tenerlo en cuenta para proporcionar ciertos elementos que sustituyan a los naturales, para evitar que surjan problemas de comportamiento derivados de la falta de actividad o de lugares de marcaje.
ESTERILIZACIÓN
Es recomendable siempre la esterilización del gato, para evitar camadas indeseadas, problemas de salud y de marcaje con orina o heces en nuestro hogar. Como sabemos, hay más gatos abandonados que personas dispuestos a adoptarlos, las protectoras y perreras están llenas de animales todos los días del año. Además, desgraciadamente al vivir el gato con nosotros en un espacio cerrado, hemos tenido que recurrir a la esterilización para evitar que el gato marque con orina y heces nuestra casa, generando olores y suciedad. Viviendo en un entorno cerrado el gato no puede desarrollar su completo comportamiento sexual de forma natural.

lunes, 16 de diciembre de 2013

En Navidad aumentan los riesgos para el perro

La Navidad puede ser blanca, pero también peligrosa para el perro si no se toman las precauciones precisas.
A continuación se describen los riesgos navideños más habituales para los canes y se explica cómo evitarlos.
1. Adornos del árbol de Navidad seguros para animales
El hecho de que toda la familia participe en la colocación de llamativos objetos en un árbol puede ser interpretado por un perro joven, activo o juguetón como una actividad divertida, en la que participar. Esto conlleva un riesgo y es que el perro puede ingerir los adornos de Navidad.
Los adornos de Navidad seguros para perros son irrompibles y carecen de filos cortantes
Los perros, sobre todo si son cachorros, se caracterizan por ser curiosos con los brillantes y coloridos adornos de Navidad. Sin supervisión, no es extraño que el animal aproveche para olisquear los adornos y mordisquear cables o bolas.
¿Cómo evitar los accidentes? Algunos adornos de Navidad pueden tener filos cortantes y, si se rompen, pueden provocar cortes y heridas. Hay que evitar este tipo de decoración navideña, que no solo pondrá en riesgo a los animales, sino también a los niños de la casa.
Otra forma de evitar accidentes es impedir el acceso del perro a la zona donde se encuentra el árbol de Navidad. Para ello, se puede utilizar una malla.
2. Cables y luces festivas
Las luces son uno de los adornos navideños más típicos y presentes en muchos hogares. Sin embargo, son un reclamo peligroso para los perros, ya que precisan electricidad y un mordisco en un cable puede suponer una descarga eléctrica para el perro, que le puede provocar quemaduras.
¿Cómo prevenirlo? La desconexión de los adornos lumínicos cuando el can está solo en casa es la forma de evitar accidentes. También se puede camuflar el cable para evitar que el perro lo mordisquee.
3.  Regalos peligrosos para el can
Ciertos regalos, como los teléfono móviles, suelen llamar la atención de algunos perros, hasta el punto de destrozarlos con sus dientes y tragarse los componentes.
Los casos de perros con piezas de móviles en su estómago comienzan a ser habituales. Por este motivo, en Navidad, al igual que durante el resto del año, conviene no dejarlos al alcance de los perros, ya que les llama mucho la atención.
4. Intoxicaciones alimentarias en Navidad
Las intoxicaciones provocadas por alimentos perjudiciales para la salud del perro, como el cordero o el chocolate, suponen otro peligro navideño. La ingesta de carne y huesos de cordero provoca en el can problemas gastrointestinales. No digiere con facilidad la grasa de esta carne. Por otro lado, uno de los componentes del chocolate, la teobromina, resulta tóxico para el can.

¿Cómo evitar las intoxicaciones del perro? No variar de forma sustancial la dieta del perro durante la
Navidad es una de las claves. Por otro lado, hay que informar al respecto a las visitas. Los niños y el resto de familiares y amigos deben evitar ofrecer al perro dulces u otros alimentos que pongan en riesgo la salud de su mascota.

martes, 10 de diciembre de 2013

¿Mascotas como regalos de Navidad?

¿Quién no ha soñado alguna vez, siendo niño, con abrir alguno de los regalos de Navidad y encontrar en su interior un cachorro? Este deseo de la infancia, entendido una vez alcanzada una determinada edad, nos recuerda el desconocimiento acerca de la enorme responsabilidad que acarrea cuidar y mantener un animal de compañía. Hay padres que ceden a la insistencia y terminan comprando lo que, en la mayoría de las ocasiones, es un mero capricho. No hay que tomar a la ligera la concienciación previa que exige el hacerse cargo de lo que, al fin y al cabo, es un ser vivo.


Regalar una mascota implica una profunda reflexión siempre, a lo largo de todo el año, independientemente de la época. Los pequeños de la casa sienten una especial predilección por los animales domésticos. Raro es el niño que no escribe a Papa Noel o a los Reyes Magos expresando su ferviente deseo de tener un perro para convertirlo en su compañero de aventuras.

Demasiado bullicio
Por una parte, hay quien considera estos días muy favorables para abrirle las puertas a un perro o un gato porque es un tiempo en el que las atenciones se multiplican. En principio, la época navideña parece un periodo propicio para aquellas empresas que se dedican a la venta de mascotas, y la verdad que es una época ideal, ya que el nuevo miembro podrá disfrutar de la compañía de toda la familia.

Sin embargo, si analizamos la situación más de cerca, veremos que se trata de unos días en los que abundan las idas y venidas, además de los niveles de ruido, siendo incompatible este bullicio con la tranquilidad que necesita una pequeña mascota. No es el momento más apropiado de incorporar un animal como nuevo miembro al grupo familiar porque es un cambio importante en las costumbres cotidianas de la familia, el animal necesita un periodo de adaptación, sobre todo en los primeros días, y en Navidad no se le podrían prestar tantos cuidados.

No es un juguete
Convencer a nuestros hijos de que no se trata de un simple juguete es un discurso difícil de trasladar a una mente infantil que aún no es capaz de pensar a largo plazo. "Los padres deben evaluar primero si no será ‘algo más’ a lo que no se prestará atención a los pocos días. Generalmente, si es muy deseado por el niño y hace tiempo que lo está pidiendo, suelen responsabilizarse de su mascota", recordando que "un niño no puede hacerse cargo nunca, por más buena voluntad que tenga, de todo lo que  implica un cachorro en casa.

Respecto a las obligaciones, las mascotas pueden ayudar a los niños a asumir responsabilidades de forma gradual: sacarle de paseo, darle de comer, etc. Además, los beneficios de convivir con un animal doméstico han sido más que demostrados: perros, gatos, les permiten disfrutar de su compañía y crecer juntos.

Un análisis previo
Antes de tener que lamentar lo que en un principio hicimos guiados por el cariño, debemos responder
a varias preguntas. Entre ellas, la clase de vivienda en la que habitará al animal, el tiempo disponible para estar con él, el dinero de su mantenimiento y la edad y el carácter del futuro propietario. Las mascotas son un buen regalo siempre y cuando se sepa elegir la adecuada para cada persona y mas aún teniendo en cuenta que va a formar parte de nuestra vida durante muchos años y debemos responsabilizarnos de ella.

Adoptar mejor que comprar
La adopción se vislumbra como una alternativa que cobra peso frente a la compra. Los albergues notan un aumento de peticiones en diciembre, pero son cautelosos y, para evitar las adquisiciones impulsivas, se pone más celo en la selección de los adoptantes, controlando que no sea un capricho de los niños sino una decisión meditada. Una cosa es aprovechar la coyuntura para adoptarlo, porque ya se tenía muy pensado, y otra, querer hacerlo sólo en porque son esas fechas, sin haberlo analizado mucho.


martes, 3 de diciembre de 2013

Tus Mascotas y los Fuegos Pirotécnicos

Muchos propietarios de perros saben que unos de los momentos más traumáticos que deben pasar sus animales durante el año es el de las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Durante estos días es muy común el uso de pirotecnia en señal de celebración. Sin embargo, lejos de festejar, los animales sufren por los fuertes estruendos. Tal es así que uno de los comportamientos indeseables que más frecuentemente se observan en los perros son aquellos relacionados con el miedo a ruidos fuertes producidos por la pirotecnia utilizada en las fiestas de fin de año.


Si bien todos los animales son sensibles a los ruidos fuertes, los perros son los más afectados debido a su delicado sistema auditivo, cuatro veces más potente que el del ser humano. Durante las mencionadas fiestas, muchos buscan huir desesperadamente, destruyendo todo lo que obstruya su paso, a fin de terminar con la sensación de terror que les embarga, mientras otros buscan refugio en lugares tan insólitos como la despensa o una bañera.

El origen del problema
Resulta de vital importancia saber que todo dueño debe evitar acariciar a su animal y hablarle a fin de explicarle que la situación no es peligrosa. Tanto el tono suave de la voz como las caricias pueden ser entendidas por el perro como un premio o una gratificación por su comportamiento, es decir, por tener miedo. Por supuesto, lo que también debe evitar hacer el dueño es castigar a su animal, ya que esta actitud puede no sólo agravar el comportamiento en cuestión sino también deteriorar el vínculo con el perro.

El temor a los estampidos producidos por la pirotecnia puede ser de origen innato o adquirido. Los perros presentan una tendencia natural a sentir temor ante estímulos intensos y además también son propensos a sufrir el fenómeno conocido como sensibilización, por el cual aprenden a temer a ruidos de muy baja intensidad.

Tal es así que, a medida que pasa el tiempo, los perros sensibilizados presentan reacciones de temor ante estímulos cada vez más débiles o reacciones cada vez más intensas ante el mismo tipo de estímulo. En estos casos, el objetivo es lograr que el perro que padece miedo a los estampidos producidos por la pirotecnia logre superarlo o al menos se acostumbre a tolerarlo.
Afrontando sus miedos
Existe una técnica denominada 'desensibilización sistemática', que consiste en exponer al animal a un estímulo capaz de provocar una reacción de temor a una intensidad tan baja que esta reacción no se produzca y así permitir que ocurra la habituación a ese bajo nivel de estímulo. La intensidad del estímulo puede ser incrementada gradualmente, teniendo la precaución de no provocar una respuesta emocional en el perro.

Si este procedimiento se continúa hasta que el estímulo en cuestión es presentado en su máximo potencial, será posible que la reacción de temor desaparezca por completo. En términos prácticos, se puede utilizar un arma de fuego con balas de fogueo o elementos de pirotecnia, y comenzar a una distancia tal que el sonido emitido llegue a los oídos del perro a una intensidad muy baja, para luego, con el paso de los días, disminuir la distancia de emisión del sonido.

Por último, en los casos de mayor gravedad, será necesario utilizar una medicación adecuada a fin de lograr tranquilizar al animal para después aplicar la desensibilización sistemática. El tratamiento a seguir debe estar en manos de un médico veterinario, quien será el encargado de prescribir la medicación pertinente y de seguir los resultados. Si bien la mayoría de las consultas que reciben los veterinarios con respecto al miedo a los estampidos se concentran entre el 23 y el 31 de diciembre de cada año, lo ideal sería que los propietarios consulten con suficiente antelación como para poder implementar un tratamiento curativo y no sólo paliativo.

Varias recomendaciones
Entre otras medidas, se recomienda colocar a los perros un collar o un simple trozo de tela alrededor de su cuello, con una identificación que lleve nombre, dirección y teléfono de su dueño durante los días anteriores y posteriores a los festejos. También, si la mascota se queda sola en la casa, es aconsejable dejarle en una habitación sin cristales o con las persianas bajadas, con agua, la puerta cerrada y, dentro de lo posible, con música a un volumen que disimule las explosiones.

Consultar con un veterinario la necesidad o no de utilizar sedantes y, en caso necesario, la dosificación correspondiente. Asimismo, advertir que si  la mascota pasa las fiestas en una casa con gente, hay que permitirle al animal que se esconda debajo de algún mueble o lugar donde se sienta seguro para evitar un sufrimiento aún mayor.

Finalmente, es importante tener en cuenta el dicho popular que dice que siempre "es mejor prevenir que curar", y por lo tanto siempre podemos exponer a los cachorros desde edad muy temprana y en situaciones no traumáticas sino placenteras a los estímulos a los que uno desea acostumbrarlos, evitando la aparición futura de comportamientos fóbicos.