martes, 30 de septiembre de 2014

El lenguaje corporal de tu perro

Los perros se expresan a través de sonidos, pero también pueden hacerlo mediante las posturas que adoptan en determinadas situaciones, que pueden informarnos acerca de su estado de ánimo. Veamos cuáles son sus propios códigos de lenguaje corporal, a través de los que intentan decirnos algo:

1. Postura dominante versus sumisa. El perro que pretende posicionarse como dominante intenta
parecer más grande y poderoso y su postura es erguida, con las orejas y la cola paradas y el pecho echado hacia delante. En ocasiones, puede erizar los pelos del cuello y el lomo para adquirir una aspecto más agresivo.
En cambio, el perro sumiso intentará mostrarse más pequeño e imitará el comportamiento de los cachorros. Su postura será agachada, con la cola batiente, e incluso puede llegar a lamer las manos o los pies del otro perro o tuyos.

2. Movimientos de la cola. Indican el estado de ánimo del animal de forma muy clara.  El habitual movimiento de cola de un lado a otro expresa alegría, si mece la cola erguida y lentamente, en línea con la espalda, intentando comunicar su enfado, y si el rabo permanece bajo y entre las patas traseras intenta comunicar miedo.

3. Expresiones faciales. Los perros también se comunican mediante expresiones faciales. Las orejas erectas indican que está alerta mientras que, si éstas permanecen echadas hacia atrás pueden expresar placer, sumisión o miedo.

4. La mirada. Resulta fundamental en el lenguaje corporal, ya que un perro dominante someterá a los demás con sólo mirarlos y, en caso de confrontación, iniciará la retirada el primero que no sostenga la mirada de su adversario. Por esta razón, no es aconsejable mantener la mirada de un perro si éste tiene tendencias agresivas. Por otro lado, la mirada de confianza y cariño entre un perro y su dueño ayuda a fortalecer los lazos afectivos de la relación.

martes, 23 de septiembre de 2014

¿Como saber si mi gato comenzó a envejecer?

La edad promedio de un gato suele ser de los 10 a los 15 años, aunque hay gatos que han llegado a vivir hasta 25 años. 

Un gato se considera adulto a partir de tener aproximadamente año y medio (18 meses), aunque por lo general a partir de los 5-6 meses de vida ya está totalmente desarrollado y puede reproducirse. Cuando el gato llega a los 10 años de vida, es cuando empezamos a hablar de un gato mayor, y pueden aparecer síntomas de vejez.

Posibles síntomas de que nuestro gato empieza a ser mayor

Hay gatos que pese a tener 10 años o más no lo aparentan, pero habitualmente empezamos a darnos cuenta por los siguientes síntomas:

Descenso de actividad

Prefiere descansar, y hay un descenso notable de actividad, dedicando más horas a dormir. Puede seguir teniendo algunos ratos de juego, pero menos frecuentes o de menor intensidad.

Problemas a la hora de comer

Sobre todo los gatos cuya alimentación se ha basado en alimento blando o comida casera sin haber tenido nada para roer, tienen tendencia a acumular mayor cantidad de sarro en sus dientes. Cuando son mayores, los gatos con mucho sarro pueden padecer problemas como gingivitis (inflamación de las encías) o estomatitis (inflamación generalizada de las encías y de los tejidos de soporte), lo que hace que el gato sienta dolor al comer llegando incluso a dejar de comer por ello.

Disminución de sus sentidos

El gato mayor, al igual que las personas, puede ir perdiendo sensibilidad olfativa, de oído o de visión. Esto puede producir una falta de atención o torpeza en sus movimientos que habría que observar.

Cambios de humor

El gato mayor busca tranquilidad y puede resultar irritable si se le molesta, sobre todo si hay en casa animales más jóvenes que intentan jugar con él, o si nosotros somos demasiado agobiantes intentando cogerle todo el tiempo. Hay que respetar sus horas de sueño y tranquilidad. Un compañero demasiado joven y nervioso no es recomendable para un gato mayor.

Falta de higiene

La falta de higiene es un síntoma de enfermedad o dolor, pero si hablamos de gatos mayores, hay una disminución en su propia higiene personal, dedicando menos tiempo a lavarse a sí mismos. Normalmente es porque tiene algún dolor físico que le impide por ejemplo, lavarse la zona trasera (caudal), o problemas en la boca. El pelaje de los gatos mayores suele ser menos reluciente y suave que el de un gato joven.

Problemas renales

Una de las mayores causas de fallecimiento en gatos de edad avanzada es una insuficiencia o fallo
renal. Normalmente este problema comienza con el gato orinando fuera de su bandeja, en superficies horizontales y normalmente blandas (camas, sofás, ropa). En estos casos se recomienda hacer una prueba de orina al gato para comprobar si está todo bien.

Aumento de peso

Debido a la falta de actividad, los gatos mayores tienden a engordar. Es cuando debemos revisar su dieta y darle la alimentación adecuada. Nuestro veterinario puede ayudarnos a elegir el alimento ideal.

Diabetes

Es una enfermedad muy común, sobre todo en gatos mayores y obesos, por eso debemos cuidar la alimentación de nuestro gato. 

Posibles Tumores

Los gatos y gatas sin esterilizar tienen mayor tendencia a padecer tumores, sobre todo las hembras en las mamas y los machos en la próstata. 

Otros síntomas

Hay otros muchos síntomas que pueden indicar que nuestro gato comienza a ser mayor, muchos de ellos son síntomas de diversas enfermedades que padecen los gatos con mayor frecuencia en edad avanzada. Es por ello que ante cualquier síntoma o cambio que veamos en nuestro gato, es importante consultar al veterinario.

martes, 16 de septiembre de 2014

Cuidados de salud para tu mascota

Educar a un cachorro implica hacerle entender cuestiones relativas a su conducta cotidiana y en esa instancia de aprendizaje inciden factores actitudinales, de higiene, alimenticios y por supuesto, aquellos que guardan relación con su salud. En el siguiente artículo hablaremos de qué cosas debemos hacer con nuestra mascota para fortalecer su estado de salud en la vida cotidiana.

Tomar la temperatura del animal suele ser un buen comienzo. Si lo hacemos con frecuencia la mascota encontrará en esa actividad cierto estado de naturalidad y en ocasiones en las que esté enferma, nos será mucho más fácil abordar la dolencia. Por supuesto, debemos saber que la temperatura normal de un perro ronda los 38,5 °c.

Las mucosas de nuestro perro suelen alertarnos de determinadas afecciones y por ello, mirarlas con frecuencia también resulta importante y colaborará con fortalecer los hábitos saludables de la mascota doméstica. Si tiramos del párpado inferior y el mismo presenta color rosado es normal, pero debemos estar atentos cuando la misma situación nos presenta una mucosa blanca o con tonalidad amarilla.
Palpar el abdomen del animal es recomendable y para darnos cuenta si presenta alguna afección solo basta reconocer su dolor. Si el animal se incomoda debemos asistir con urgencia al veterinario ya que puede presentar una afección considerable.

¿Cómo reconozco que un cachorro está enfermo?

Además de practicar en forma cotidiana los cuidados necesarios para fortalecer los hábitos saludables del perro, es preciso estar atento ya que los perros no hablan y no pueden decirnos a nosotros que se encuentran enfermos o reconocen determinado malestar.

Si el perro no come, desde luego que está atravesando algún padecimiento. De la misma manera, si se muestra desganado o distante, estamos en presencia de un problema y sería bueno una visita con su veterinario.
Si bebe más de lo normal, puede haber algo en su metabolismo que no esté funcionando
correctamente y por supuesto, si se muestra agresivo es que hay algo que lo está inquietando. De igual manera y ya que no somos especialistas en la materia, debemos realizar una consulta para asegurarnos cabalmente de qué es aquello que le está sucediendo.

De esta manera, compartimos información relativa al cuidado especial que debe recibir una mascota para fortalecer sus hábitos saludables de forma cotidiana. Al mismo tiempo, expresamos algunos tips para interpretar si el animal se encuentra padeciendo determinada afección.

Siempre, pero siempre que el perro muestre actitudes poco comunes, es preciso realizar una consulta veterinaria para lograr corregir a tiempo cualquier tipo de afección.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Cuando tu perro es agresivo

La agresividad canina puede ser debida a dominancia o miedo. Pero existe otro factor que puede explicar por qué nuestro perro es agresivo con su dueño u otras personas que convivan con él. 

Cuando se dan comportamientos así, (y conocidos como principal causa de abandono o eutanasia) cabe preguntarse: 

¿Quién es el verdadero culpable de sus reacciones?  ¿Por qué el perro le ataca a mi hija? 

Son muchos los factores que llevan a afirmar que en la mayoría de veces, el causante de un comportamiento perruno agresivo no es sino el dueño (o los dueños).

¿Qué estamos haciendo mal?

Un comportamiento agresivo de nuestro perro puede ser debido a contextos  competitivos, que no necesariamente impliquen dominancia: 

quitarle su comida, sus juguetes, o sus premios de la boca, o bien moverlo del sitio en que está reposando, pueden hacer que se moleste por la pérdida de algo que él considere valioso. De la misma manera que acariciarle de improviso o cuando da evidentes pistas de no querer que le toquen en ese momento, puede estresarle. Igualmente, otros escenarios que no sólo pueden interpretarse como competitivos (sino que podrían responder a un ataque por frustración) son el forzarle a entrar o salir de un lugar determinado, ponerle la correa o el bozal, cepillarle el cuerpo, darle un baño o cuidar una herida.

Más problemas de comportamiento causados por el dueño pueden derivarse de un castigo mal administrado (bien por ser demasiado fuerte, ejercido demasiado tarde o durante demasiado tiempo), u órdenes contrarias que el animal no sepa interpretar. El ejemplo más claro de este último caso es sumamente habitual: un miembro de la familia no deja subir al perro al sofá, y otro sí. Eso genera falsas expectativas, frustración, y agresividad cuando no se le permite.

¿ Qué hacer en ese caso?

Antes que nada: ¿vamos a quedarnos con el perro?

Lo normal es pensar que sí, que hay que quedarse con el animal a toda costa y lo contrario es un
gesto egoísta e inhumano. Pero la realidad es que se debe sopesar en frío y muy seriamente la viabilidad de esa afirmación, en función de los niños o ancianos que vivan en casa y el tamaño y tipo de agresividad del animal. Si la respuesta sigue siendo afirmativa, se procede a la ayuda del veterinario.

Acudir al Veterinario

Para solventar los problemas, lo primero es acudir al veterinario para descartar enfermedades que provoquen ese comportamiento (tumores, alteraciones hormonales…), y para garantizar que los medicamentos  que puedan recetársele no le afecten negativamente. Es fundamental para descartar futuras complicaciones.
Pasando a la práctica

Si todo está en orden, se empieza el tratamiento en sí, consistente bien en corregir al animal, bien en corregir a su dueño. En el segundo caso, se debe tener la voluntad de aprender a interactuar con la mascota correctamente, corrigiendo la aplicación de los castigos, seleccionando los momentos en que premiar al animal, siendo consistente con lo que puede o no puede hacer en casa, etcétera.

En cambio, con el perro se llevará a cabo una modificación de su conducta mediante ejercicios de contracondicionamiento y desensibilización con refuerzos positivos. Aunque si el caso de personalidad agresiva es grave se recetarán psicofármacos que reduzcan su impulsividad (aumentando los niveles de la serotonina). La castración puede ser una solución, pero por lo general, su efectividad es muy inferior a lo que se cree. 

Estar al tanto de tu mascota es lo más importante, para encontrar las soluciones más adecuadas.

martes, 2 de septiembre de 2014

El perro que saluda saltando, corrígelo!!

Este es un tema que preocupa a muchos propietarios, el hecho de que su perro salte sobre cualquier persona que entre en casa o que se acerque. No importa que sea un perro de 3Kg, los perros pequeños también ensucian sus patitas de barro de la calle y pueden dejar una huella curiosa en los pantalones limpios de tus visitas, peor si hablamos de un perro grande, que además de hacer daño puede llegar a asustar algunas personas (sobre todo a los niños).

Es nuestra responsabilidad como propietarios tener a nuestro perro controlado y bien educado, por ello, enseñar a los perros cómo saludar a las personas es una tarea fundamental.

El problema empieza cuando son cachorros, son tan pequeños y tan monos que no importa que apoyen sus patitas en nosotros, es su manera de llamarnos la atención y se les recompensa por ello con juegos, golosinas, mimos y sobre todo, con nuestra atención.

Meses después ese cachorro ya no es tan pequeño, él va creciendo y pesando cada vez más y ya no nos interesa que se nos suba, y menos aún en nuestras visitas, pero tras meses reforzando este comportamiento el perro ha aprendido que saltando sobre los humanos consigue atención, mimos, juego, comida, salir a la calle, etc.

¿Y ahora qué?

Este problema es muy fácil de resolver si utilizamos las técnicas adecuadas.
La mayoría de los propietarios intenta solucionar el problema echándole la bronca al perro, pero resulta inútil porque echarle la bronca no funciona. ¿Por qué? Lo primero porque le estás prestando atención y eso es un refuerzo.

¿Y cómo lo hacemos?

Muy fácil, ante todo: ignóralo. Los perros no pueden vocalizar “Hola, que tal, te he echado de menos, ha
sido una tarde aburrida sin ti, pero me alegro de que hayas vuelto!”, entonces  ¿cómo lo hacen? Pues saltando sobre ti o sobre cualquiera que se les acerque. Recuerda que NO has enseñado otra forma de saludar, de hecho, si salta, es porque lo has enseñado TU, con lo cual, por un lado él tendrá que aprender a saludar como un perro bien educado – esto significa estar con sus 4 patitas en el suelo – y por otro que saltando no conseguirá ni atención, ni mimos, ni salir a la calle etc.

Nada más entrar en casa, cuando el perro venga saludarnos muy efusivamente le ignoramos, y para evitar posibles golpes simplemente nos giramos el cuerpo dando un ligero pasito hacia atrás (con este movimiento evitaremos que se nos suba), seguimos caminando y solo le daremos atención cuando el perro esté con las 4 patas en el suelo y tranquilo, para posteriormente agacharnos y acariciarle. Ojo, cuidado con la manera de saludarle, no conviene excitarle ya que estamos premiando su tranquilidad ¡no le alteres!

Una buena idea para practicar este ejercicio es tener a mano golosinas apetitosas para sorprenderle con un premio cuando haga bien el ejercicio de no saltar y permanecer en el suelo.

Al principio cuesta, pero le ayudaremos felicitándole tranquilamente y con sabrosas recompensas lograremos tener un perro bien educado que no molestará a nuestras visitas.