¿Quién no
ha soñado alguna vez, siendo niño, con abrir alguno de los regalos de Navidad y
encontrar en su interior un cachorro? Este deseo de la infancia,
entendido una vez alcanzada una determinada edad, nos recuerda el desconocimiento acerca de la enorme responsabilidad que acarrea cuidar y mantener
un animal de compañía. Hay padres que ceden a la insistencia y terminan
comprando lo que, en la mayoría de las ocasiones, es un mero capricho.
No hay que tomar a la ligera la concienciación previa que exige
el hacerse cargo de lo que, al fin y al cabo, es un ser vivo.
Regalar
una mascota implica una profunda reflexión siempre, a lo largo
de todo el año, independientemente de la época. Los pequeños de la casa sienten
una especial predilección por los animales domésticos. Raro es el niño que no
escribe a Papa Noel o a los Reyes Magos expresando su ferviente deseo de tener
un perro para convertirlo en su compañero de aventuras.
Demasiado bullicio
Por una
parte, hay quien considera estos días muy favorables para abrirle las puertas a
un perro o un gato porque es un tiempo en el que las atenciones se multiplican. En principio, la época navideña parece un periodo propicio para
aquellas empresas que se dedican a la venta de mascotas, y la verdad que es una
época ideal, ya que el nuevo miembro podrá disfrutar de la compañía de toda la
familia.
Sin
embargo, si analizamos la situación más de cerca, veremos que se trata de unos
días en los que abundan las idas y venidas, además de los niveles de ruido,
siendo incompatible este bullicio con la tranquilidad que necesita una pequeña
mascota. No es el momento más apropiado de incorporar un
animal como nuevo miembro al grupo familiar porque es un cambio
importante en las costumbres cotidianas de la familia, el animal necesita un periodo de adaptación, sobre todo
en los primeros días, y en Navidad no se le podrían prestar tantos
cuidados.
No es un juguete
Convencer
a nuestros hijos de que no se trata de un simple juguete es un
discurso difícil de trasladar a una mente infantil que aún no es capaz de
pensar a largo plazo. "Los padres deben evaluar primero si no será ‘algo
más’ a lo que no se prestará atención a los pocos días. Generalmente, si es muy deseado
por el niño y hace tiempo que lo está pidiendo, suelen responsabilizarse de su
mascota", recordando que "un niño no puede hacerse cargo nunca, por
más buena voluntad que tenga, de todo lo que implica un cachorro en casa.
Respecto
a las obligaciones, las mascotas pueden ayudar a los niños a asumir
responsabilidades de forma gradual: sacarle de paseo, darle de comer,
etc. Además, los beneficios de convivir con un animal doméstico han sido
más que demostrados: perros, gatos, les permiten
disfrutar de su compañía y crecer juntos.
Un análisis previo
Antes de
tener que lamentar lo que en un principio hicimos guiados por el cariño,
debemos responder
a varias preguntas. Entre ellas, la clase de vivienda en
la que habitará al animal, el tiempo disponible para estar con
él, el dinero de su mantenimiento y la edad y el carácter del
futuro propietario. Las mascotas son un buen regalo siempre y cuando se sepa elegir
la adecuada para cada persona y mas aún teniendo en cuenta que va a formar
parte de nuestra vida durante muchos años y debemos responsabilizarnos de
ella.
Adoptar mejor que comprar
La adopción se
vislumbra como una alternativa que cobra peso frente a la compra. Los albergues
notan un aumento de peticiones en diciembre, pero son cautelosos y, para
evitar las adquisiciones impulsivas, se pone más celo en la selección de los
adoptantes, controlando que no sea un capricho de los niños sino una decisión
meditada. Una cosa es
aprovechar la coyuntura para adoptarlo, porque ya se tenía muy pensado, y otra,
querer hacerlo sólo en porque son esas fechas, sin haberlo analizado
mucho.
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