lunes, 20 de enero de 2014

¿Por qué mi gato sale tanto?

Que nuestro gato salga a menudo de casa no significa que no esté a gusto con nosotros. Aunque nos inquiete que desaparezca durante horas o días, tenemos que comprender que en sus orígenes era un animal salvaje y que el instinto no es tan fácil de aplacar.
Estas ansias de salir van en función del carácter de cada gato, algunos serán más propensos a salir y otros no tanto. Las razones por las que los gatos acostumbran a “escaparse” de casa son:
·         Ampliar el territorio: El gato es un animal independiente, curioso y territorial, al que si se le brinda oportunidad, saldrá a explorar nuevos horizontes. Puede ser que quiera ampliar su territorio o simplemente tantear el terreno que lo rodea.

·         La actividad sexual: Los felinos tienen una vida sexual muy activa, siendo desde febrero hasta octubre el período de más apogeo. Los celos de las gatas se siguen a un ritmo frenético, de no fecundarse pueden volver a tener el celo cada ocho o quince días. Si el gato no ve cubiertas sus necesidades en nuestro hogar, intentará salir al exterior a satisfacer sus deseos.
·         El instinto cazador: El gato, aunque viva en la ciudad y tenga un plato de comida cada día, no puede evitar sentir ese instinto que lo empuja a cazar. Puede que perseguir ratoncitos le distraiga de una vida rutinaria o le acabe de dar ese alimento que le falta.

Peligros para el gato que vagabundea
Para los que vivimos en la ciudad, es normal que nos preocupe que nuestro gato salga al exterior. Las calles están llenas de peligros y puede que el gato:
·         Sea atropellado.
·         Se pelee con otros gatos y salga escarmentado.
·         Sea envenenado.
·  Mantenga relaciones y le contagien alguna enfermedad, como la leucemia felina o el virus de la inmunodeficiencia felina.

Precauciones y posibles soluciones a las escapadas del gato
Para que el gato no pase más horas fuera que dentro de casa, los dueños podemos propiciarle un entorno que le ayude a no pensar tanto en lo que hay en el exterior.
·    Respetar su instinto territorial: Un gato de interior aprecia mucho su espacio y el confort. Si le propiciamos un sitio con diversas zonas de entretenimiento  (donde pueda trepar, jugar y arañar) y una cama cómoda, por lo general preferirá quedarse en casa que escaparse por ahí.

·   Satisfacer sus necesidades: En el exterior, un gato puede hacer todo el ejercicio que quiera y saciar su espíritu curioso y su instinto cazador. Un gato que no goce de estímulos o actividad es normal que acabe frustrado, aburrido y que empiece a hacer estropicios por la casa para desahogarse, como por ejemplo, arañar los muebles. La falta de ejercicio también puede propiciar que el gato engorde y acabe padeciendo obesidad. Para que no ocurra nada de esto, tenemos que dedicarle a nuestro gato una buena parte del tiempo que estemos en casa, jugando con él y proporcionándole diversos tipos de juguetes.

·   Regular las comidas: Administrando la comida a horarios fijos por la mañana y por la noche, es muy probable que cuando llegue la hora de comer el gato no ronde lejos de casa.

·     Castración y Esterilización: En épocas de celo, un gato que no está castrado se muestra muy insistente para que el dueño lo deje salir a la calle. A parte, los machos dejan restos de orín de un olor muy fuerte y las hembras maúllan de forma constante y muy escandalosa. La única forma de erradicar estas conductas es castrar al animal.

A pesar de todas estas posibles soluciones y prevenciones, el instinto felino es muy fuerte y si queremos que nuestro gato no salga nunca de casa, la mejor solución es castrarlo.



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