lunes, 13 de enero de 2014

Cómo ayudar a nuestra mascota en caso de urgencia

Aunque no queremos llamar al mal tiempo y esperamos que nunca tengamos que utilizar lo que a continuación nos disponemos a comentar, es importante que sepamos cómo reaccionar ante cualquier imprevisto, ya sea una quemadura o una pata rota, un simple rasguño o una pequeña herida.

Por supuesto, lo que hay que hacer ante cualquier problema es acudir al veterinario más cercano; conviene tener su número de teléfono siempre a mano, y hacer uso de él a la mínima que sea necesario. Pero creemos que también es útil tener conocimientos básicos de primeros auxilios para poder socorrer a nuestro perro en caso de accidente.


Así pues, lo primero que hace falta saber es que ante una situación de emergencia es muy importante mantener la calma. Los perros detectan nuestro estado de ánimo y si estamos inquietos haremos que él esté más inquieto e inseguro todavía. Por ello, nuestro lenguaje corporal es muy importante a la hora de calmar al animal. Nos tenemos que comportar con total serenidad e intentar actuar con tranquilidad hasta que consigamos llevar al perro a nuestro centro veterinario.

A continuación damos algunos consejos a seguir en caso de accidente:
Picaduras de insectos
Cuando un insecto pica a nuestra mascota, ésta puede sufrir diversas reacciones. Si no se le inflama el morro o la garganta (en cuyo caso sólo se puede acudir al veterinario lo más rápido posible, antes de que le pasen factura las dificultades respiratorias resultantes), se le puede aliviar refrescando la zona de la picadura con una gasa (o similar) fría. Si se trata de una garrapata, antes de hacer nada hay que comprobar su tamaño: si aún no es demasiado grande (lo que implica que su presencia es muy reciente), se puede arrancar con determinación para eliminarla completamente, aplicando alcohol (o aceite, en su defecto) en la zona y constatando que el parásito ha sido extraído del cuerpo del animal en su totalidad. Si por el contrario el tamaño ya es considerable, resultará bastante más complicado no dejar ningún rastro del bicho, por lo que conviene que se encargue de ello un profesional.

Accidentes de tráfico
Un accidente de tráfico, con independencia de su gravedad, requiere la revisión inmediata de un veterinario. Para transportarlo hasta allí, primero se debe analizar el estado en que se encuentra el animal. ¿Respira? ¿Tiene dificultades para ello? (en caso afirmativo, se le deben extraer todos aquellos elementos en la lengua que imposibiliten la circulación del aire) ¿Está consciente? ¿Se mantiene en pie? Es posible que, además, el impacto le haga entrar en un estado de shock, por lo que habrá que ir con sumo cuidado para no empeorar la situación. Si el perro lo permite, antes de moverle podremos tratar de curarle lo más inmediato, aplicando presión en las heridas más sangrantes, tratando de detener hemorragias, inmovilizando extremidades rotas, etcétera. Para trasladarlo, tendremos que obrar con sumo cuidado para moverle lo menos posible. Es preferible usar una superficie plana, o una manta (o similar) en su defecto, salvo si creemos que puede haber sufrido daños internos: en ese caso, será el propio veterinario quien tendrá que acudir al lugar.

Quemaduras
Hay cuatro niveles de quemaduras a las que puede verse sometido un perro, aunque la gran mayoría de ellas suele deberse a los mismos detonantes, a saber: el contacto con agua caliente, aceite hirviendo o productos químicos, o el hecho de morder cables eléctricos. Las quemaduras superficiales sólo afectan a la piel, y aunque pueden ser muy molestas para el animal (formación de ampollas, inflamación…) se puede tratar limpiando primero la zona con agua caliente, aplicándole alguna solución tópica y tapándola después con una gasa para que no la toquen los insectos. Si la piel del área afectada está inflamada y se aprecia líquido subcutáneo, la quemadura es de espesor parcial y es más dolorosa para el perro. Se debe acudir al veterinario para que decida el mejor tratamiento a seguir. Igual que en el caso de espesor total, en que el pelo se suele caer y verse reemplazado por una costra blanca que puede requerir incluso injertos. Un cuarto nivel de quemadura (profunda) afectaría a hueso y músculo.

Convulsiones
Ante un caso de convulsiones (se dan cuando el perro saliva copiosamente y cae al suelo de lado, haciendo movimientos espasmódicos), hay que apartar cualquier objeto contra el que pudiera golpearse el animal, cubrirle con una manta y evitar todo estímulo audiovisual que pudiera empeorar su condición (dejar la habitación a oscuras y en silencio). Y por supuesto, hacérselo saber al veterinario. Es posible que durante el ataque reaccione con violencia, por lo que lo mejor es dejar que se recupere sin tocarlo.

Golpe de calor
Si la mascota pasa demasiado tiempo al sol en verano, o permanece varias horas en el interior de un coche, es probable que acabe sufriendo un golpe de calor, ante lo que hay que actuar con rapidez dándole más importancia de lo que en principio podría pensarse: se debe hacer que elperro respire aire fresco, darle agua en abundancia, y refrescarle con trapos húmedos (¡sin llegar a cubrir nunca su cuerpo con ellos!), un ventilador o mediante un baño con agua fresca, no muy fría. Y en cuanto sea posible, llevarlo a un veterinario.

Asfixia
Los perros están muy expuestos a ahogarse por la ingestión de huesos, palos, pelotas, canicas o similar. Puede darse el caso de que esta clase de objetos atasquen las vías respiratorias del animal, en cuyo caso lo primero que hay que hacer es tirar de su lengua para facilitar el paso del aire y tratar de extraerlos bien con las manos, bien con unas pinzas; si no fuera posible, dejarlo en manos de un veterinario. También podría asfixiarse por un exceso de mucosidad, en cuyo caso sería necesario recurrir a una bomba de aspiración para bebés para sacarla. Finalmente, si el perro cae al agua y deja de respirar, se le deberá levantar por las patas traseras de manera que su cuerpo expulse todo el líquido que pueda haberle entrado en los pulmones, realizar masajes cardíacos a ambos lados del tórax, y transmitirle aire a través de una mano cerrada en forma de puño a sus orificios nasales, mientras que con la se mantiene la boca del animal firmemente cerrada.

Envenenamiento
Entre los posibles despistes de sus dueños y la curiosidad innata de los perros, es muy normal que el animal acabe ingiriendo lo que no debe. En casos de intoxicación leve, él mismo suele cuidarse solo (lo más normal es que se purgue), pero hay ocasiones en que eso no baste. Si tu mascota presenta síntomas de envenenamiento, ante todo recoge una muestra de su vómito para que el veterinario la examine y sepa qué medidas emplear al respecto. Por tu parte, si la ingesta ha sido de sustancias corrosivas, no provoques el vómito de tu mascota; en su lugar, dale líquidos para que palien los efectos de la sustancia (y por supuesto, llévala a un profesional). En caso contrario sí que puedes (y debes) hacerlo, insertándole dedos en la boca y presionando su estómago.

Cortes, heridas y mordeduras de otros perros
Es muy habitual que los perros sufran heridas por diversos motivos: pueden rascarse con una zarza, pisar materiales punzantes o cristales rotos, o recibir la mordedura de otro animal. En caso de sufrir un accidente de estas características, hay que limpiar la herida y desinfectarla, eliminando el pelo que pudiera rodearla. Según la gravedad de la misma, se deberán colocar compresas o algún otro tipo de vendaje para protegerla, y si aun así no hay manera de cortar la hemorragia, habrá que llevar a la mascota a un veterinario.

Uñas rotas o arrancadas
Cuando un perro se rompe una uña, le supone toda una tragedia. Le duele, se le infecta, no acaba de cicatrizársele la herida… un calvario mucho más molesto de lo imaginado, contra el que podemos actuar tratando de vendarle la pata afectada para llevarlo al veterinario.

Fractura
Ante una fractura, se debe tocar (sin hacer ningún tipo de presión) la zona afectada para comprobar el nivel de inflamación y dolor; realizar un torniquete en caso de que la ruptura haya afectado a la piel provocando una hemorragia; y tratar de fijar la zona en caso de que no lo haya hecho. Por supuesto, inmediatamente después hay que acudir al especialista más cercano.

Lo más importante es acudir al veterinario. Ten siempre a mano nuestros números telefónicos para ayudarte en estos casos, recuerda que tenemos urgencias 24 horas en nuestras dos sedes: Sede norte: 6671511 y sede sur: 3326070.

No hay comentarios:

Publicar un comentario