
Durante los años 50 y 60, dos científicos americanos -Scott y Fuller- compararon la conducta de perros de cinco razas distintas criados exactamente en las mismas condiciones. Las razas estudiadas fueron el Basenji, el Fox Terrier, el Coker Spaniel, el Beagle y el Pastor de Shetland, Scott y Fuller encontraron diferencias significativas entre las razas para todos los caracteres estudiados y atribuyeron estas diferencias a factores genéticos. Sin embargo, dentro de una misma raza, los científicos encontraron diferencias muy marcadas entre individuos.

Es importante tener en cuenta que las diferencias de comportamiento entre razas no tienen por qué ser debidas sólo a factores genéticos, sino que muy probablemente son debidas a una combinación de factores genéticos y ambientales. Por ejemplo, el temperamento de la madre puede modificar el comportamiento posterior del cachorro, de modo que éste se parecerá a su progenitora en mayor medida de la que cabría esperar si actuasen sólo factores genéticos. Además, existe la posibilidad –confirmada por algunos estudios- de que algunas razas sean escogidas preferentemente por un tipo concreto de propietario, que educará a su perro de una determinada manera. Esto hará que los perros de una misma raza se parezcan en su conducta por el hecho de tener propietarios con expectativas y personalidades similares.
En conclusión, la evidencia científica disponible nos permite afirmar que:
- las razas de perros difieren en muchos aspectos de comportamiento, algunos de ellos de interés práctico
- algunas características de comportamiento son más predecibles a partir de la raza del perro que otras
- las diferencias entre razas son debidas a una combinación de factores genéticos y ambientales.
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