martes, 3 de septiembre de 2013

En la tercera edad canina, tenga en cuenta ciertos cuidados especiales.

Un perro se considera mayor cuando pasa de los siete años de vida, aunque no a todos se les note igual. “Los perros grandes suelen verse viejos más temprano que los pequeños: no es lo mismo un san bernardo a un yorkshire a esa edad”, explica Juan José Rivera, médico veterinario de Gimnasio Canino Campestre. “Pero a los dos se les considera mayores después de los siete”.

Por eso, una vez su mascota sea parte de esa ‘tercera edad canina’, usted deberá empezar a tener ciertos cuidados especiales para evitar accidentes osteoarticulares y cardiovasculares, sus máximos riesgos.

Lo principal para tener en cuenta es la alimentación: “Un paciente mayor, que esté en buen estado de salud, requiere comidas para geriátricos no enfermos que se pueden conseguir en supermercados”, dice Gabriel Betancourt, médico veterinario de GB hospital veterinario. “Mientras que los que llegan a esa edad con achaques sí requieren de una dieta especial”. Hay algunos, por ejemplo, que no tienen dientes, entonces requieren una dieta blanda (alimentos licuados) que recomiende el experto. Pero la mayoría solo requieren concentrados geriátricos, los cuales ayudan a proteger el hígado, los riñones y las articulaciones.
El otro factor para tener en cuenta es su actividad física. “Los ‘viejitos’ no son pacientes que se deban dejar sedentarios, a menos que tengan patologías que se lo impidan”, explica Betancourt. Por eso, los expertos aconsejan que su mascota continúe jugando y ejercitándose, aunque no espere que sea el mismo. “En una guardería, los mayores se separan de los cachorros que tienen más energía y terminan por fastidiarlos. Aun así se deben estimular para que tengan una actividad física gradual a su edad”, agregó Rivera.
Chequeos dos veces al año
“Un paciente geriátrico debe ser llevado al médico veterinario por lo menos dos veces al año –además de las vacunas– para mediciones sanguíneas de control”, explica Gabriel Betancourt de GB hospital veterinario. En estas consultas se hacen exámenes profilácticos para revisar la función renal, la del hígado, el páncreas. Además hay evaluación minuciosa del corazón, de la próstata, las articulaciones, revisión ocular y hasta de su parte cognitiva. En la casa, es importante estar atento en la búsqueda de tumores.
Fuente: El Tiempo

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